M. Cristina de la Sotta.

Aunque no hay un año igual al otro, me parece que el 2009 presentará características diferentes. Es por ello que en este primer boletín informativo no puedo dejar de referirme a, lo que en mi opinión, será lo que marcará la pauta este año y dos de los desafíos que se presentarán para nuestra institución.

Pero vamos de a poco. En primer lugar, durante el verano fuimos testigos de la irrupción mediática del aborto terapéutico. Una vez más la temática se puso en el tapete y, al igual que siempre,  hemos sido testigos de una elevada discusión en la que han participado intelectuales principalmente.

Frente a esta realidad nuestra respuesta, como siempre, ha sido la acción. Desde el año 1999 el voluntariado del programa Acoge una Vida atiende a diario a mujeres que se encuentran en la difícil situación de un embarazo no deseado.- De aquí surge la responsabilidad de apoyarlas y entregarles alternativas que les permitan seguir con su embarazo. Nuestra experiencia nos ha confirmado que no hay mujer que en el fondo quiera poner fin a la vida de su hijo. Son las circunstancias, la soledad y la desesperación del momento las que muchas veces las lleva a considerar lo que nosotros hemos calificado de una “mala solución”. Y cómo no. Los que hemos trabajado con esta realidad sabemos que aquí no hay vuelta atrás y que el paso de los años proporciona una perspectiva de la que brota una culpa que, normalmente, acompaña a la mujer de por vida. Aunque resulte paradójico, aquí también hemos aprendido que a las mujeres las determina la maternidad y que es el sentimiento que más las identifica. La maternidad se encuentra indisolublemente ligada a la feminidad y esto es lo que se ve bruscamente  interrumpido cuando la mujer opta por poner fin a su embarazo y abortar. Es de esto de lo que no se reponen jamás o, en sentido  contrario, el que les permite reponerse y enfrentar con su hijo el cambio de vida. Crisis y oportunidad, los dos polos frente a los cuales nos encontramos tantas veces en la vida.

Retomando la idea de “crisis versus oportunidad” vuelvo al punto inicial para referirme brevemente, al segundo hito que en mi opinión ha llegado para quedarse: la temida crisis económica. ¿Qué hacer? Considerando el trabajo que anualmente realizamos con las empresas en materias de conciliación “familia y trabajo”, desde nuestra perspectiva, nos encontramos, una vez más, con una oportunidad. Se trata de la posibilidad que se nos presenta de poder mirar hacia dentro y ver lo esencial: las personas. Está comprobado que el compromiso de los empleados mejora notablemente el desempeño; disminuye la rotación e incrementa los índices de satisfacción de los clientes. ¿Cómo lograrlo? Las políticas de conciliación familia y trabajo han demostrado ser un muy buen punto de partida. Para estos efectos, nuestra institución no se queda atrás y pone al servicio de la comunidad empresarial dos poderosas herramientas: (1) el estudio “Mejores Empresas para Madres y Padres que Trabajan”, que realizamos en conjunto con Revista Ya de El Mercurio y (2) el curso de “Implementación de Políticas de Conciliación Familia y Trabajo” que realizamos en conjunto el Centro de Estudios Familia y Trabajo de la Escuela de Gobierno de la Universidad del Desarrollo.

¿Problemas? Los hay, pero alternativas también. Por ello nuestra actitud será determinante si queremos sortear con éxito la adversidad.

 
     
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